TÃtulo : | Alem: Un caudillo. Una época | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Telmo Manacorda | Editorial: | Buenos Aries [Argentina] : Sudamericana | Fecha de publicación: | 1941 | Número de páginas: | 527 p | Idioma : | Español (spa) | Palabras clave: | HISTORIA ARGENTINA S.XIX MASONERIA | Clasificación: | 982 MANa VO | Nota de contenido: | Índice: I. La causa de Buenos Aires. II. El líder de los porteños puros. III. Su retrato de hombre. IV. “Robespierre de Balvanera”. V. El gran discurso. Con el libro de historia en la mano. VI. Era ciertamente Leandro Alem el que estaba hablando. VII. Como un bronce encendido. VIII. Personaje de mayo. IX. La gran cuestión. Discusión y debate. X. No hay mejor amigo que el tiempo. XI. El mundo familiar. XII. La libertad. Las divisas. La Patria. XIII. Después de la tiranía. El proceso de su padre. XIV. La ejecución del inocente. XV. El hijo del mazorquero. XVI. El nombre triste. Impulso desesperado. XVII. Primeros versos. Juventud romántica. XVIII. La guerra del Paraguay. XIX. “Sombras”…. El 2 de marzo de 1868, Leandro Alem aparece por primera vez en la política porteña. XX. Doctorado en Derecho. XXI. Secretario de Legación en Río de Janeiro. XXII. Vicecónsul en la Asunción. Diputado a la Legislatura de la Provincia. XXIII. La madre muerta. Como en el cuadro de Blanes. XXIV. Sentado en la Cámara. XXV. “Yo soy de los que llaman las cosas por su nombre”. XXVI. En su reino de Balvanera. XXVII. Son más limpias que el cielo sus virtudes. XXVIII. La revolución de 1874. XXIX. El cariño es su regla de criterio. XXX. La política une y desune. XXXI. Envuelto en la bandera autonomista. XXXII. Hombre de acción. XXXIII. La “conciliación” de 1877. XXXIV. El albaceazgo de la libertad. XXXV. La voz del campeón. XXXVI. La muerte de Adolfo Alsina. XXXVII. En la política está la libertad. XXXVIII. De cuerpo entero. XXXIX. Elogio ajeno. XL. Hombredad civil. XLI. Llegando al horizonte de 1880. XLII. Alem, Tejedor, Avellaneda. XLIII. La revolución del 80. XLIV. La cuestión “capital” se ha planteado. XLV. Mañana cuando cruce las calles de la “gran aldea”. XLVI. Balance, desaliento, fervor, reconquista. XLVII. De nuevo en la lucha. XLVIII. El defensor de la opinión del pueblo. XLIX. “Adelanta la tiranía como una maraña en la sombra”. L. el 1 de setiembre de 1889. Se ha fundado la Unión Cívica. LI. A la revolución por cualquier precio. LII. Alem, patriarca, caudillo, jefe. LIII. “Ya no nos queda sino echarnos a la calle”. LIV. Las vísperas del 90. LV. La mañana del Parque. Buenos Aires bajo la metralla. LVI. Desengaño y fracaso. LVII. En el crepúsculo, el último soldado. LVIII. “La revolución está vencida, pero el gobierno esta muerto. La renuncia del presidente Juárez Celman. LIX. “El secreto de la revolución”. LX. Héroe y conductor. LXI: Con los estandartes en alto. LXII. La Convención del Rosario. La fórmula del patriotismo. LXIII. Alem y Mitre. LXIV. En el senado. LXV. “Voy a usar la espada”. LXVI. La Unión Cívica Radical. LXVII. “Que trancen ellos: nosotros nunca”. LXVIII. El apóstol de la calle en el Congreso. LXIX. El caudillo entre la multitud. LXX. En el alma argentina vive la democracia. LXXI. La jira triunfal por la República. LXXII. Para salvar la Patria, resuelto a todo menos a contrariar la ley moral. LXXIII. La silueta de “El Nacional”. LXXIV. El apóstol traía en la mano la espada de batalla. LXXV. Tumultuoso, apasionante, intransigente, idolatrado. LXXVI. Alem llena la escena. “Él es la vía, la verdad, la vida”. LXXVII. Hipólito Irigoyen. LXXVIII. La revolución frustrada. LXXIX. Deportado a Montevideo. LXXX. “La herencia de Adolfo Alsina le pertenece”. LXXXI. “Trae a la memoria la figura de Fray Jerónimo Savonarola”. LXXXII. Las revoluciones de 1893. La Plata. Santa Fe. LXXXIII. Preso en la cárcel de Rosario. LXXXIV. En los brazos de la libertad. LXXXV. Más glorioso pero más pobre que nunca. LXXXVI. La ardilla de la maldad. LXXXVII. El casi duelo con Pellegrini. Tres cartas históricas. LXXXVIII. Un rayo de luna en la persecución de las tinieblas. LXXXIX. Como un titán pretende contener a la montaña. XC. Del dolor íntimo a la suprema ilusión desesperada. XCI. “Y tornaré a las sombras de las tumbas”. XCII. “Era quizás el único argentino que tenía el poderoso derecho de matarse”. XCIII. Las cartas póstumas. XCIV. El testamento político. XCV. Está hecho: el hijo de la injusticia: el padre de la patria; ha muerto. XCVI. Símbolo y drama. |
Alem: Un caudillo. Una época [texto impreso] / Telmo Manacorda . - Buenos Aries (Argentina) : Sudamericana, 1941 . - 527 p. Idioma : Español ( spa) Palabras clave: | HISTORIA ARGENTINA S.XIX MASONERIA | Clasificación: | 982 MANa VO | Nota de contenido: | Índice: I. La causa de Buenos Aires. II. El líder de los porteños puros. III. Su retrato de hombre. IV. “Robespierre de Balvanera”. V. El gran discurso. Con el libro de historia en la mano. VI. Era ciertamente Leandro Alem el que estaba hablando. VII. Como un bronce encendido. VIII. Personaje de mayo. IX. La gran cuestión. Discusión y debate. X. No hay mejor amigo que el tiempo. XI. El mundo familiar. XII. La libertad. Las divisas. La Patria. XIII. Después de la tiranía. El proceso de su padre. XIV. La ejecución del inocente. XV. El hijo del mazorquero. XVI. El nombre triste. Impulso desesperado. XVII. Primeros versos. Juventud romántica. XVIII. La guerra del Paraguay. XIX. “Sombras”…. El 2 de marzo de 1868, Leandro Alem aparece por primera vez en la política porteña. XX. Doctorado en Derecho. XXI. Secretario de Legación en Río de Janeiro. XXII. Vicecónsul en la Asunción. Diputado a la Legislatura de la Provincia. XXIII. La madre muerta. Como en el cuadro de Blanes. XXIV. Sentado en la Cámara. XXV. “Yo soy de los que llaman las cosas por su nombre”. XXVI. En su reino de Balvanera. XXVII. Son más limpias que el cielo sus virtudes. XXVIII. La revolución de 1874. XXIX. El cariño es su regla de criterio. XXX. La política une y desune. XXXI. Envuelto en la bandera autonomista. XXXII. Hombre de acción. XXXIII. La “conciliación” de 1877. XXXIV. El albaceazgo de la libertad. XXXV. La voz del campeón. XXXVI. La muerte de Adolfo Alsina. XXXVII. En la política está la libertad. XXXVIII. De cuerpo entero. XXXIX. Elogio ajeno. XL. Hombredad civil. XLI. Llegando al horizonte de 1880. XLII. Alem, Tejedor, Avellaneda. XLIII. La revolución del 80. XLIV. La cuestión “capital” se ha planteado. XLV. Mañana cuando cruce las calles de la “gran aldea”. XLVI. Balance, desaliento, fervor, reconquista. XLVII. De nuevo en la lucha. XLVIII. El defensor de la opinión del pueblo. XLIX. “Adelanta la tiranía como una maraña en la sombra”. L. el 1 de setiembre de 1889. Se ha fundado la Unión Cívica. LI. A la revolución por cualquier precio. LII. Alem, patriarca, caudillo, jefe. LIII. “Ya no nos queda sino echarnos a la calle”. LIV. Las vísperas del 90. LV. La mañana del Parque. Buenos Aires bajo la metralla. LVI. Desengaño y fracaso. LVII. En el crepúsculo, el último soldado. LVIII. “La revolución está vencida, pero el gobierno esta muerto. La renuncia del presidente Juárez Celman. LIX. “El secreto de la revolución”. LX. Héroe y conductor. LXI: Con los estandartes en alto. LXII. La Convención del Rosario. La fórmula del patriotismo. LXIII. Alem y Mitre. LXIV. En el senado. LXV. “Voy a usar la espada”. LXVI. La Unión Cívica Radical. LXVII. “Que trancen ellos: nosotros nunca”. LXVIII. El apóstol de la calle en el Congreso. LXIX. El caudillo entre la multitud. LXX. En el alma argentina vive la democracia. LXXI. La jira triunfal por la República. LXXII. Para salvar la Patria, resuelto a todo menos a contrariar la ley moral. LXXIII. La silueta de “El Nacional”. LXXIV. El apóstol traía en la mano la espada de batalla. LXXV. Tumultuoso, apasionante, intransigente, idolatrado. LXXVI. Alem llena la escena. “Él es la vía, la verdad, la vida”. LXXVII. Hipólito Irigoyen. LXXVIII. La revolución frustrada. LXXIX. Deportado a Montevideo. LXXX. “La herencia de Adolfo Alsina le pertenece”. LXXXI. “Trae a la memoria la figura de Fray Jerónimo Savonarola”. LXXXII. Las revoluciones de 1893. La Plata. Santa Fe. LXXXIII. Preso en la cárcel de Rosario. LXXXIV. En los brazos de la libertad. LXXXV. Más glorioso pero más pobre que nunca. LXXXVI. La ardilla de la maldad. LXXXVII. El casi duelo con Pellegrini. Tres cartas históricas. LXXXVIII. Un rayo de luna en la persecución de las tinieblas. LXXXIX. Como un titán pretende contener a la montaña. XC. Del dolor íntimo a la suprema ilusión desesperada. XCI. “Y tornaré a las sombras de las tumbas”. XCII. “Era quizás el único argentino que tenía el poderoso derecho de matarse”. XCIII. Las cartas póstumas. XCIV. El testamento político. XCV. Está hecho: el hijo de la injusticia: el padre de la patria; ha muerto. XCVI. Símbolo y drama. |
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