Título : | Nacimiento y desarrollo de la Filosofía en el Río de la Plata : 1536-1810 | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Guillermo Furlong Cardiff (1889-1974), Autor | Editorial: | Buenos Aires [Argentina] : Guillermo Kraft | Fecha de publicación: | 1952 | Colección: | Publicaciones de la Fundación Vitoria y Suárez | Número de páginas: | 758 p | Idioma : | Español (spa) | Clasificación: | [Palabras claves]AMÉRICA DEL SUR-HISTORIA [Palabras claves]FILOSOFÍA ARGENTINA [Palabras claves]FILOSOFIA URUGUAYA [Palabras claves]RÍO DE LA PLATA-REGIÓN
| Resumen: | El autor de este libro, P. Guillermo Furlong, miembro de la Academia Nacional de la Historia y de la Fundación Vitoria y Suárez, es uno de los historiadores argentinos más notables, a cuyas doctas y prolijas investigaciones se debe el conocimiento de muchos aspectos de la cultura americana, durante la época del descubrimiento y de la dominación española. La obra que ahora se publica es el fruto de varios años de paciente labor y alcanzará seguramente una gran repercusión por la riqueza y la novedad de su contenido.
Es ésta la primera vez que se presenta un cuadro general de las corrientes filosóficas en el Río de la Plata, con anterioridad a 1810, y la expresión «corrientes filosóficas» no está tomada en sentido lato, sino en su aceptación más estricta, ya que el autor de esta monografía ha excluido de la misma no sólo cuanto se refiere a la teología, tan afín a la filosofía, sino también a la jurisprudencia, tan allegada a ella. Para escribir todo un volumen sobre lo que es estrictamente el nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata, desde los primeros tiempos de la conquista hasta los venturosos sucesos de 1810, su autor ha tenido que acudir a los viejos infolios latinos, que yacen en algunas bibliotecas, así dentro como fuera del país, y se ha visto precisado a buscar las tesis o conclusiones, así impresas como manuscritas, que obran aún en poder de algunas instituciones o de algunos coleccionistas. Se ha de atribuir al desconocimiento del idioma del Lacio y a las dificultades de dar con esas otras fuentes de información, el que nadie hubiese intentado recorrer el camino que en esta monografía recorre el Padre Furlong.
Después de consagrar los dos primeros capítulos a las corrientes filosóficas en España y en la América Hispana, desde principios del siglo XVI hasta principios del XIX, se historia la índole de las primeras obras filosóficas, que arribaron al país, o sea las de Erasmo y Vives, y se refiere el transplante del escotismo y tomismo y sobre todo del suarismo, que fue preponderante en el Río de la Plata, así en Córdoba como en Chuquisaca, en vida del mismo Francisco Suárez. Entre los pensadores independientes de la primera hora se recuerda a los hermanos Pinelo, a Luis de Tejeda, al polígrafo Gaspar de Villaroel y a otros no pocos. La llamada «Filosofía Nueva», como lo prueba abundantemente el Padre Furlong, no penetró en el Río de la Plata a fines del siglo XVIII y «entre gallos y media noche» como aseveran Ingenieros y Korn, sino que penetró bajo arcos de triunfo y al son de timbales, muy a principios del siglo XVIII, y dominó, aun después de la expulsión de los jesuitas (1767), si bien desprestigiada y aventajada, hasta que se retiró del país a fines de esa centuria. La Universidad de Córdoba fue su último baluarte, ya que en el Colegio de San Carlos, de Buenos Aires, los grandes pensadores, en las postrimerías del setecientos, como Mariano Medrano, Diego Estanislao Zavaleta y Valentín Gómez habían enarbolado, después de remozarlo, el guión del más sano escolasticismo.
Por su singular interés y sus vinculaciones con la emancipación política argentina y aun americana, se refiere extensamente a la benéfica influencia de Francisco Suárez y a la enorme trascendencia de sus doctrinas relativas al origen del poder político. Todos los profesores que en Córdoba y en Buenos Aires plasmaron las inteligencias que, en 1810 habían de romper con la metrópoli en forma tan noble y sabia, eran suaristas y sostenían con él la doctrina del pacto o contrato suareciano y no al de Rousseau, desconocido este último a los hombres de Mayo.
Por otra parte, como demuestra el autor, el contrato preconizado por Rousseau era inservible a los patriotas, aun en el caso de haberlo conocido. Que el pueblo es el depositario de la autoridad y la confiere condicionalmente, como por medio de un contrato o pacto era doctrina netamente suareciana y estaba profundamente sedimentada en las mentes de los argentinos de 1810, comenzando por Saavedra, quien dijo: «y no quede duda que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando». Este principio filosófico-jurídico constituyó el substratum sobre el que se había de basar la nueva y gloriosa Nación. Los tres últimos capítulos de la obra corresponden más a la Filosofía de la Historia que a la Historia de la Filosofía, y en ellos expone el autor las corrientes ideológicas predominantes entre 1810 y 1820: la escolástica y el enciclopedismo.» |
Nacimiento y desarrollo de la Filosofía en el Río de la Plata : 1536-1810 [texto impreso] / Guillermo Furlong Cardiff (1889-1974), Autor . - Guillermo Kraft, 1952 . - 758 p. - ( Publicaciones de la Fundación Vitoria y Suárez) . Idioma : Español ( spa) Clasificación: | [Palabras claves]AMÉRICA DEL SUR-HISTORIA [Palabras claves]FILOSOFÍA ARGENTINA [Palabras claves]FILOSOFIA URUGUAYA [Palabras claves]RÍO DE LA PLATA-REGIÓN
| Resumen: | El autor de este libro, P. Guillermo Furlong, miembro de la Academia Nacional de la Historia y de la Fundación Vitoria y Suárez, es uno de los historiadores argentinos más notables, a cuyas doctas y prolijas investigaciones se debe el conocimiento de muchos aspectos de la cultura americana, durante la época del descubrimiento y de la dominación española. La obra que ahora se publica es el fruto de varios años de paciente labor y alcanzará seguramente una gran repercusión por la riqueza y la novedad de su contenido.
Es ésta la primera vez que se presenta un cuadro general de las corrientes filosóficas en el Río de la Plata, con anterioridad a 1810, y la expresión «corrientes filosóficas» no está tomada en sentido lato, sino en su aceptación más estricta, ya que el autor de esta monografía ha excluido de la misma no sólo cuanto se refiere a la teología, tan afín a la filosofía, sino también a la jurisprudencia, tan allegada a ella. Para escribir todo un volumen sobre lo que es estrictamente el nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata, desde los primeros tiempos de la conquista hasta los venturosos sucesos de 1810, su autor ha tenido que acudir a los viejos infolios latinos, que yacen en algunas bibliotecas, así dentro como fuera del país, y se ha visto precisado a buscar las tesis o conclusiones, así impresas como manuscritas, que obran aún en poder de algunas instituciones o de algunos coleccionistas. Se ha de atribuir al desconocimiento del idioma del Lacio y a las dificultades de dar con esas otras fuentes de información, el que nadie hubiese intentado recorrer el camino que en esta monografía recorre el Padre Furlong.
Después de consagrar los dos primeros capítulos a las corrientes filosóficas en España y en la América Hispana, desde principios del siglo XVI hasta principios del XIX, se historia la índole de las primeras obras filosóficas, que arribaron al país, o sea las de Erasmo y Vives, y se refiere el transplante del escotismo y tomismo y sobre todo del suarismo, que fue preponderante en el Río de la Plata, así en Córdoba como en Chuquisaca, en vida del mismo Francisco Suárez. Entre los pensadores independientes de la primera hora se recuerda a los hermanos Pinelo, a Luis de Tejeda, al polígrafo Gaspar de Villaroel y a otros no pocos. La llamada «Filosofía Nueva», como lo prueba abundantemente el Padre Furlong, no penetró en el Río de la Plata a fines del siglo XVIII y «entre gallos y media noche» como aseveran Ingenieros y Korn, sino que penetró bajo arcos de triunfo y al son de timbales, muy a principios del siglo XVIII, y dominó, aun después de la expulsión de los jesuitas (1767), si bien desprestigiada y aventajada, hasta que se retiró del país a fines de esa centuria. La Universidad de Córdoba fue su último baluarte, ya que en el Colegio de San Carlos, de Buenos Aires, los grandes pensadores, en las postrimerías del setecientos, como Mariano Medrano, Diego Estanislao Zavaleta y Valentín Gómez habían enarbolado, después de remozarlo, el guión del más sano escolasticismo.
Por su singular interés y sus vinculaciones con la emancipación política argentina y aun americana, se refiere extensamente a la benéfica influencia de Francisco Suárez y a la enorme trascendencia de sus doctrinas relativas al origen del poder político. Todos los profesores que en Córdoba y en Buenos Aires plasmaron las inteligencias que, en 1810 habían de romper con la metrópoli en forma tan noble y sabia, eran suaristas y sostenían con él la doctrina del pacto o contrato suareciano y no al de Rousseau, desconocido este último a los hombres de Mayo.
Por otra parte, como demuestra el autor, el contrato preconizado por Rousseau era inservible a los patriotas, aun en el caso de haberlo conocido. Que el pueblo es el depositario de la autoridad y la confiere condicionalmente, como por medio de un contrato o pacto era doctrina netamente suareciana y estaba profundamente sedimentada en las mentes de los argentinos de 1810, comenzando por Saavedra, quien dijo: «y no quede duda que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando». Este principio filosófico-jurídico constituyó el substratum sobre el que se había de basar la nueva y gloriosa Nación. Los tres últimos capítulos de la obra corresponden más a la Filosofía de la Historia que a la Historia de la Filosofía, y en ellos expone el autor las corrientes ideológicas predominantes entre 1810 y 1820: la escolástica y el enciclopedismo.» |
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