Título : | El mar de Leonardi y otras humedades | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Gabriela Onetto (1963-), Autor ; Alicia Torres, Prefacio, etc | Editorial: | Montevideo [Uruguay] : Banda Oriental | Fecha de publicación: | 1998 | Colección: | Lectores de Banda Oriental. 7a. serie num. 25 | Número de páginas: | 76 p | Idioma : | Español (spa) | Clasificación: | [Palabras claves]CUENTOS URUGUAYOS [Palabras claves]LITERATURA URUGUAYA
| Resumen: | Con la naturalidad de un lenguaje llano y fluido, la autora -lejos de la corriente de literatura femenina en alza- deja que sus historias crezcan en diferentes direcciones. Las hay misteriosas y extrañas ("La ofrenda", "El imperio de Gansi-Gansi", "El teatro de la luna llena", "El mar de Leonardi"), o realistas y directas (las demás). Hay instantáneas minimalistas ("Historias de la lluvia") o textos de elaborado humor ("El estornudo de Octavio"). Ubicadas en Montevideo y Ciudad de México casi todas, narradas en primera y en tercera persona por un hombre, una mujer, una niña. Por momentos nos enfrentamos a dos estilos diferenciados, a dos voces bien distintas. La escritora no se encasilla, parece buscar sin prisa un registro que la identifique y, mientras, se mueve en varios, alternándolos con comodidad. Dejándose llevar por el perpetuo movimiento de las aguas del mar.
"Hablamos sólo por romper la angustia del silencio del mar" sostiene la cita de Taylor Coleridge. Parafraseándolo, podemos suponer que Gabriela Onetto escribe -como tantos escritores- para combatir la angustia del silencio.
Si la cuota de desaliento generacional puede asomar en un texto como "Historias de la lluvia", que reúne tres cuadros mínimos conectados por el agua torrencial que cae del cielo, la incomunicación y la soledad son atenuadas por actitudes solidarias; y la autoexclusión de un hereje indefenso puede, igualmente, prometer el cobijo de una iglesia.
La nostalgia por lo que no pudo ser logra un punto alto en "El remate", donde un hombre común y corriente se convierte ¿sin querer? En paradigma transgresor, y recuerda "los tiempos en que creía que la magia podía provocarse si se tenía la perseverancia suficiente". Su enfrentamiento con el poder, representado por un rematador rencoroso que ignora sus ofertas, lo convierte en la víctima de un cuento que, como la mayoría del volumen, sabe crear una atmósfera que involucra al lector haciéndole tomar partido por los derrotados.
En "El estornudo de Octavio" hay también un enfrentamiento, esta vez entre dos divos: el exuberante barítono y la excéntrica soprano que utiliza especias de cocina para perfumarse, provocando estornudos a su compañero en los momentos de paroxismo musical. Con humor e ironía se construye una historia alrededor de las envidias, los celos artísticos y la competencia por la adoración de un público que asiste, sin percatarse, a una atronadora venganza.
Las costumbres gastronómicas mexicanas y los efectos que suelen producir en quien no está habituado a su típica variedad de picantes, se convierte en una fiesta de perfumes, colores y sabores, donde no escasean la música de mariachis y los efluvios del tequila ("La revancha del camarón").
La autora dedica a su abuelo "El espíritu del tango", un cuento entrañable narrado por la niña homónima Gabrielita, a quien se le encomienda entretenerlo a fin de demorarle la noticia de la súbita muerte de su esposa. Identificándose con Batichica -una especie de talismán de su imaginación- se aproxima, comprensiva y tierna, al abuelo, a través de los tangos que él ama. Pero "la amargura de las letras" va prendiéndose de esas almas afines a las que separa una biografía de más de medio siglo.
Utilizando el recurso del flash-back, el protagonista narrador de "El teatro de la luna llena" intenta explicar su costumbre de trepar a las azoteas, desde una inusual noche de eclipse, propicia a lo maravilloso, en la cual, telescopio y vino mediantes, vivió una experiencia singular con la diosa Artemisa. El mundo de las bellas apariencias y de la magia, y el carácter femenino de la luna, que la asocia a lo mudable y transitorio, a la imaginación y la fantasía, iluminan el relato con su luz ambigua e indecisa.
Continuando esta línea no realista, "La ofrenda" da el salto hacia una dimensión perturbadora. La protagonista, fóbica y huraña, aprovecha una celebración de primavera para "terminar con una larga e indisimulada etapa de eremita", pero entiende mal el sentido de la ofrenda que debe llevar a la fiesta y, más que un exorcismo de su pasado que alivie el momento de resurrección personal que está viviendo, la convierte en un maleficio involuntario para los dueños de casa.
Los fantasmas de la infancia y una relación ambigua de amor-odio con la madre, "bruja verde y amarilla que me lanzaba fuera de la niñez desde antes aún de nacer", son narrados por una mujer que recuerda sus primeros años de vida en "El imperio de Gansi-Gansi". La proyección malévola de sus terrores infantiles, la "inmolación" de la menstruación, y la soledad en un país extraño, paralizan a una niña que no quiere crecer, y sí irse del mundo repugnante de las mujeres, que la agobia con sus misterios ponzoñosos.
El cuento más extenso y ambicioso del volumen es "El mar de Leonardi". Una atmósfera extrañamente onírica privilegia el tema del doble que todo lo contamina: el desdoblamiento de los personajes, de sus actividades; las dos dimensiones en que los hechos parecen transcurrir (una pesadilla o una realidad desconocida); los puntos geográficos de referencia (La Toscana y Montevideo). Entre la atracción irresistible por el mar, que se convertirá en nostalgia, el licoretto que atesora una hermosa botella de cristal azul, un brindis ritual, y la vida que deberá vivir vicariamente, Leonardi explora las múltiples sendas de su identidad fracturada, perdida.
Muchas búsquedas más hay en este libro proteico que deja en el aire la propia sensación del rastreo, de que algo va hacia algún lugar, de que algo está creciendo, de que debemos navegar juntos este mar de palabras en movimiento. |
El mar de Leonardi y otras humedades [texto impreso] / Gabriela Onetto (1963-), Autor ; Alicia Torres, Prefacio, etc . - Banda Oriental, 1998 . - 76 p. - ( Lectores de Banda Oriental. 7a. serie; 25) . Idioma : Español ( spa) Clasificación: | [Palabras claves]CUENTOS URUGUAYOS [Palabras claves]LITERATURA URUGUAYA
| Resumen: | Con la naturalidad de un lenguaje llano y fluido, la autora -lejos de la corriente de literatura femenina en alza- deja que sus historias crezcan en diferentes direcciones. Las hay misteriosas y extrañas ("La ofrenda", "El imperio de Gansi-Gansi", "El teatro de la luna llena", "El mar de Leonardi"), o realistas y directas (las demás). Hay instantáneas minimalistas ("Historias de la lluvia") o textos de elaborado humor ("El estornudo de Octavio"). Ubicadas en Montevideo y Ciudad de México casi todas, narradas en primera y en tercera persona por un hombre, una mujer, una niña. Por momentos nos enfrentamos a dos estilos diferenciados, a dos voces bien distintas. La escritora no se encasilla, parece buscar sin prisa un registro que la identifique y, mientras, se mueve en varios, alternándolos con comodidad. Dejándose llevar por el perpetuo movimiento de las aguas del mar.
"Hablamos sólo por romper la angustia del silencio del mar" sostiene la cita de Taylor Coleridge. Parafraseándolo, podemos suponer que Gabriela Onetto escribe -como tantos escritores- para combatir la angustia del silencio.
Si la cuota de desaliento generacional puede asomar en un texto como "Historias de la lluvia", que reúne tres cuadros mínimos conectados por el agua torrencial que cae del cielo, la incomunicación y la soledad son atenuadas por actitudes solidarias; y la autoexclusión de un hereje indefenso puede, igualmente, prometer el cobijo de una iglesia.
La nostalgia por lo que no pudo ser logra un punto alto en "El remate", donde un hombre común y corriente se convierte ¿sin querer? En paradigma transgresor, y recuerda "los tiempos en que creía que la magia podía provocarse si se tenía la perseverancia suficiente". Su enfrentamiento con el poder, representado por un rematador rencoroso que ignora sus ofertas, lo convierte en la víctima de un cuento que, como la mayoría del volumen, sabe crear una atmósfera que involucra al lector haciéndole tomar partido por los derrotados.
En "El estornudo de Octavio" hay también un enfrentamiento, esta vez entre dos divos: el exuberante barítono y la excéntrica soprano que utiliza especias de cocina para perfumarse, provocando estornudos a su compañero en los momentos de paroxismo musical. Con humor e ironía se construye una historia alrededor de las envidias, los celos artísticos y la competencia por la adoración de un público que asiste, sin percatarse, a una atronadora venganza.
Las costumbres gastronómicas mexicanas y los efectos que suelen producir en quien no está habituado a su típica variedad de picantes, se convierte en una fiesta de perfumes, colores y sabores, donde no escasean la música de mariachis y los efluvios del tequila ("La revancha del camarón").
La autora dedica a su abuelo "El espíritu del tango", un cuento entrañable narrado por la niña homónima Gabrielita, a quien se le encomienda entretenerlo a fin de demorarle la noticia de la súbita muerte de su esposa. Identificándose con Batichica -una especie de talismán de su imaginación- se aproxima, comprensiva y tierna, al abuelo, a través de los tangos que él ama. Pero "la amargura de las letras" va prendiéndose de esas almas afines a las que separa una biografía de más de medio siglo.
Utilizando el recurso del flash-back, el protagonista narrador de "El teatro de la luna llena" intenta explicar su costumbre de trepar a las azoteas, desde una inusual noche de eclipse, propicia a lo maravilloso, en la cual, telescopio y vino mediantes, vivió una experiencia singular con la diosa Artemisa. El mundo de las bellas apariencias y de la magia, y el carácter femenino de la luna, que la asocia a lo mudable y transitorio, a la imaginación y la fantasía, iluminan el relato con su luz ambigua e indecisa.
Continuando esta línea no realista, "La ofrenda" da el salto hacia una dimensión perturbadora. La protagonista, fóbica y huraña, aprovecha una celebración de primavera para "terminar con una larga e indisimulada etapa de eremita", pero entiende mal el sentido de la ofrenda que debe llevar a la fiesta y, más que un exorcismo de su pasado que alivie el momento de resurrección personal que está viviendo, la convierte en un maleficio involuntario para los dueños de casa.
Los fantasmas de la infancia y una relación ambigua de amor-odio con la madre, "bruja verde y amarilla que me lanzaba fuera de la niñez desde antes aún de nacer", son narrados por una mujer que recuerda sus primeros años de vida en "El imperio de Gansi-Gansi". La proyección malévola de sus terrores infantiles, la "inmolación" de la menstruación, y la soledad en un país extraño, paralizan a una niña que no quiere crecer, y sí irse del mundo repugnante de las mujeres, que la agobia con sus misterios ponzoñosos.
El cuento más extenso y ambicioso del volumen es "El mar de Leonardi". Una atmósfera extrañamente onírica privilegia el tema del doble que todo lo contamina: el desdoblamiento de los personajes, de sus actividades; las dos dimensiones en que los hechos parecen transcurrir (una pesadilla o una realidad desconocida); los puntos geográficos de referencia (La Toscana y Montevideo). Entre la atracción irresistible por el mar, que se convertirá en nostalgia, el licoretto que atesora una hermosa botella de cristal azul, un brindis ritual, y la vida que deberá vivir vicariamente, Leonardi explora las múltiples sendas de su identidad fracturada, perdida.
Muchas búsquedas más hay en este libro proteico que deja en el aire la propia sensación del rastreo, de que algo va hacia algún lugar, de que algo está creciendo, de que debemos navegar juntos este mar de palabras en movimiento. |
| |