Título de serie: | Historia del Pensamiento y la Cultura, v. 8 | Título : | La verdad en el espejo : Los presocráticos y el alba de la filosofía | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Rocco Ronchi, Autor ; Mar García Lozano, Traductor | Editorial: | Madrid [España] : Akal | Fecha de publicación: | 1996 | Número de páginas: | 63 p. | ISBN/ISSN/DL: | 978-84-460-0577-3 | Idioma : | Español (spa) | Clasificación: | [Palabras claves]FILOSOFÍA ANTIGUA
| Resumen: | La filosofía se comprende a sí misma como ciencia de la verdad, originada en el asombro. El pensador arcaico entiende como verdad no sólo el objeto, sino -en primer lugar- el sujeto mismo del modo específico en que la filosofía habla. Tal es, en efecto, la verdad que "jamás va al ocaso", y ante la que es "imposible ocultarse": la verdad que se manifiesta espontáneamente al hombre. La tarea del filósofo consiste en interpretar esta revelación, transcribiéndola en un discurso capaz de defenderse por sus solas fuerzas en el agorá, el centro de la vida política griega. La verdad expuesta "en la plaza", emplazada, se torna así en objeto de una búsqueda en común basada en el diálogo, a diferencia de la verdad interpretada por el aeda homérico, cuyo decir asertórico y fascinante se hurtaba, necesariamente, a toda confrontación dialéctica. Ahora bien, la verdad filosófica, a cuyo servicio se pone el pensador arcaico -frente al vate y al adivino, pues-, no habría podido adquirir jamás esta nueva y potentísima vestidura "lógica" si no se hubiese visto reflejada de antemano en el espejo deformante de los signos ('grámmata') de la escritura alfabética griega. |
Historia del Pensamiento y la Cultura, v. 8. La verdad en el espejo : Los presocráticos y el alba de la filosofía [texto impreso] / Rocco Ronchi, Autor ; Mar García Lozano, Traductor . - Madrid (España) : Akal, 1996 . - 63 p. ISBN : 978-84-460-0577-3 Idioma : Español ( spa) Clasificación: | [Palabras claves]FILOSOFÍA ANTIGUA
| Resumen: | La filosofía se comprende a sí misma como ciencia de la verdad, originada en el asombro. El pensador arcaico entiende como verdad no sólo el objeto, sino -en primer lugar- el sujeto mismo del modo específico en que la filosofía habla. Tal es, en efecto, la verdad que "jamás va al ocaso", y ante la que es "imposible ocultarse": la verdad que se manifiesta espontáneamente al hombre. La tarea del filósofo consiste en interpretar esta revelación, transcribiéndola en un discurso capaz de defenderse por sus solas fuerzas en el agorá, el centro de la vida política griega. La verdad expuesta "en la plaza", emplazada, se torna así en objeto de una búsqueda en común basada en el diálogo, a diferencia de la verdad interpretada por el aeda homérico, cuyo decir asertórico y fascinante se hurtaba, necesariamente, a toda confrontación dialéctica. Ahora bien, la verdad filosófica, a cuyo servicio se pone el pensador arcaico -frente al vate y al adivino, pues-, no habría podido adquirir jamás esta nueva y potentísima vestidura "lógica" si no se hubiese visto reflejada de antemano en el espejo deformante de los signos ('grámmata') de la escritura alfabética griega. |
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