Título : | Sófocles : Investigaciones sobre la estructura dramática de sus siete tragedias, y sobre la personalidad de sus coros | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Ignacio Errandonea, Autor | Editorial: | Madrid : Escelicer | Fecha de publicación: | 1958 | Número de páginas: | 358 p | ISBN/ISSN/DL: | 62217 | Idioma : | Español (spa) | Clasificación: | [Palabras claves]CRÍTICA E INTERPRETACIÓN [Palabras claves]SÓFOCLES, 496 a.C.-406 a.C. [Palabras claves]TEATRO GRIEGO-HISTORIA Y CRÍTICA
| Resumen: | Lo que Errandonea quiere demostrar en el presente libro es la verdad de la personalidad del Coro en el dramaturgo de Colono. "Si el gran Estagirita no nos hubiera planteado este problema, es muy probable que nunca lo hubiera formulado nadie en el correr de los esludios clásicos. Pero ahí está, escrita hace ya veinticuatro siglos, su afirmación, clara e innegable. Con todo, aún son muchos los especialis:as en teatro griego, que ¡e niegan al Filósofo no sólo la verdad de su aserto, sino aun el derecho de ser admitido a discusión" (pág. 2). Se lamenta el autor de que hasta el presente ningún erudito de nota se haya convertido en "defensor consciente y e f i c a z" de Aristóteles, en este punto. La más sensible de las injurias — escribe — es "la del silencio, el olvido: índice del desprecio". Y cita grandes eruditos de Alemania sobre todo y de Inglaterra, que pasa n po r alt o (Jones, Lesky) la sentencia aristotélica "acerca de tan grave problema", o se contentan con una alusió n desdeños a (Norwood), o la ataca n abiertamente — y "los hay a granel" —• considerando unas veces el Coro sofocleo como "personaje intermediario" (Helmreich), o reprochando a quien intente discutir el asunto, porque —escribe dogmáticamente el germano Rahm — "todo conato de descubrir relación alguna entre las cosas que canta el Coro y el drama debe ser calificado, sencilla y llanamente, de aberración exegética", o hablan del Coro con desenfado irritante: "Lo que el Coro dice [en Electro] no tiene ningún valor si se mira al contenido...", "El Coro es.. . un apéndice pesado.. .", "Eso de influir lo más mínimo con su vacía palabrería en las ideas de los actores, o de rectificar y orientar las apreciaciones de los espectadores, esas y otras semejantes ridiculeces jamás le han pasado por las mientes a ningún poeta trágico" (Kaibel)... Y así, otros gigantes de la erudición trágica. Lenguaje este que es para cortar las alas al más animoso investigador de no tener la tenacidad del jesuita vasco. Recientemente, con todo, "se ha suavizado bastante el tono, y al tratar el tema se procede con más respeto al autor dramaturgo y al comentador filósofo, y hay menos triunfalismo en el desprecio", quedando en boga todavía la "tendencia a desdobla r la personalidad del Coro", el cual estaría a las órdenes del poeta para desempeñar dos misiones diferentes y alternas, "según convenga para la composición dramática" (Kranz, Weinstock, Reinhardt). Pero todos coinciden en excluir la auténtica personalidad del Coro sofocleo. En consecuencia, Errandonea propone este dilema: o Aristóteles acierta, y yerran los modernos comentadores, o éstos están en la verdad y se engaña el Estagirita. Naturalmente el autor escoge el primer término, y va a aplicar dos clases de argumentos: pruebas a priori (Aristóteles conoce un número inmensamente mayor que nosotros de esas tragedias, domina la lengua griega, está empapado en toda la mentalidad helena —mitología, historia, poesía, tradiciones, festivales—; es el investigador preciso, el genio extraordinario por la exactitud y seguridad en formular sus ideas; habla en días en que esos dramas son aún representados; escribe un libro dedicado a esta materia, se lo dice a los atenientes...); y pruebas a posteriori, es decir, el estudio directo, concienzudo, paciente y minucioso de los Coros de las siete tragedias sofoclcas, para ver de descubrir en ellas esa personalidad por la que "el Coro se muestre, siempre y en todos los avatares de la acción dramá- tica, consciente, racional, consecuente y constante hasta el final de cada drama" (pág. 11). Y nosotros, se pregunta el autor, ¿cómo le vamos a corregir la plana a Aristóteles, nosotros, con tan precaria preparación, con tan escasos medios, después de 2.400 años? Así dispuesto, comienza el análisis de los episodios y cantos corales — párodos, estásimos, cornos, hiporquemas, éxodos —, primero de Ayante, luego de Edipo Rey, Antígona, etc., con escrupulosidad y extraordinaria simpatía humana. No omite objeciones, dudas, interpretaciones o alusiones doctas. Todo revela no sólo severa erudición y conocimiento de la lengua griega sino profundidad, dominio y agudeza crítica, que sería imposible ahora seguir en todos los detalles. Y por estos caminos llega a esta conclusión textual: "No es el Coro en Sófocles mero espectador; es verdadero actor. Tiene, claro está, las ordinarias cualidades positivas de un buen espectador, pero no está restringido y forzado a la inacción del espectador como tal. Ya lo hemos visto a lo largo de toda esta obra" (pág. 238). Y termina, como epígrafe diríamos del libro, con las palabras del Estagirita que dieron base a esta investigación de tantos años. El libro de Errandonea — dramática constructiva — está llamado, merced en especial a la publicación simultánea de una traducción francesa (pág. xi), a desencadenar sabias controversias: a muchos parecerá audaz , pero irreductible en casi todos los aspectos; a otros bie n cimentado , con algunas discrepancias tal vez en exégesis; a otros definitivo , con discutibles puntos de vista. Pero, de todas maneras, es una obra personal, profunda y plena de madurez. |
Sófocles : Investigaciones sobre la estructura dramática de sus siete tragedias, y sobre la personalidad de sus coros [texto impreso] / Ignacio Errandonea, Autor . - Madrid : Escelicer, 1958 . - 358 p. ISSN : 62217 Idioma : Español ( spa) Clasificación: | [Palabras claves]CRÍTICA E INTERPRETACIÓN [Palabras claves]SÓFOCLES, 496 a.C.-406 a.C. [Palabras claves]TEATRO GRIEGO-HISTORIA Y CRÍTICA
| Resumen: | Lo que Errandonea quiere demostrar en el presente libro es la verdad de la personalidad del Coro en el dramaturgo de Colono. "Si el gran Estagirita no nos hubiera planteado este problema, es muy probable que nunca lo hubiera formulado nadie en el correr de los esludios clásicos. Pero ahí está, escrita hace ya veinticuatro siglos, su afirmación, clara e innegable. Con todo, aún son muchos los especialis:as en teatro griego, que ¡e niegan al Filósofo no sólo la verdad de su aserto, sino aun el derecho de ser admitido a discusión" (pág. 2). Se lamenta el autor de que hasta el presente ningún erudito de nota se haya convertido en "defensor consciente y e f i c a z" de Aristóteles, en este punto. La más sensible de las injurias — escribe — es "la del silencio, el olvido: índice del desprecio". Y cita grandes eruditos de Alemania sobre todo y de Inglaterra, que pasa n po r alt o (Jones, Lesky) la sentencia aristotélica "acerca de tan grave problema", o se contentan con una alusió n desdeños a (Norwood), o la ataca n abiertamente — y "los hay a granel" —• considerando unas veces el Coro sofocleo como "personaje intermediario" (Helmreich), o reprochando a quien intente discutir el asunto, porque —escribe dogmáticamente el germano Rahm — "todo conato de descubrir relación alguna entre las cosas que canta el Coro y el drama debe ser calificado, sencilla y llanamente, de aberración exegética", o hablan del Coro con desenfado irritante: "Lo que el Coro dice [en Electro] no tiene ningún valor si se mira al contenido...", "El Coro es.. . un apéndice pesado.. .", "Eso de influir lo más mínimo con su vacía palabrería en las ideas de los actores, o de rectificar y orientar las apreciaciones de los espectadores, esas y otras semejantes ridiculeces jamás le han pasado por las mientes a ningún poeta trágico" (Kaibel)... Y así, otros gigantes de la erudición trágica. Lenguaje este que es para cortar las alas al más animoso investigador de no tener la tenacidad del jesuita vasco. Recientemente, con todo, "se ha suavizado bastante el tono, y al tratar el tema se procede con más respeto al autor dramaturgo y al comentador filósofo, y hay menos triunfalismo en el desprecio", quedando en boga todavía la "tendencia a desdobla r la personalidad del Coro", el cual estaría a las órdenes del poeta para desempeñar dos misiones diferentes y alternas, "según convenga para la composición dramática" (Kranz, Weinstock, Reinhardt). Pero todos coinciden en excluir la auténtica personalidad del Coro sofocleo. En consecuencia, Errandonea propone este dilema: o Aristóteles acierta, y yerran los modernos comentadores, o éstos están en la verdad y se engaña el Estagirita. Naturalmente el autor escoge el primer término, y va a aplicar dos clases de argumentos: pruebas a priori (Aristóteles conoce un número inmensamente mayor que nosotros de esas tragedias, domina la lengua griega, está empapado en toda la mentalidad helena —mitología, historia, poesía, tradiciones, festivales—; es el investigador preciso, el genio extraordinario por la exactitud y seguridad en formular sus ideas; habla en días en que esos dramas son aún representados; escribe un libro dedicado a esta materia, se lo dice a los atenientes...); y pruebas a posteriori, es decir, el estudio directo, concienzudo, paciente y minucioso de los Coros de las siete tragedias sofoclcas, para ver de descubrir en ellas esa personalidad por la que "el Coro se muestre, siempre y en todos los avatares de la acción dramá- tica, consciente, racional, consecuente y constante hasta el final de cada drama" (pág. 11). Y nosotros, se pregunta el autor, ¿cómo le vamos a corregir la plana a Aristóteles, nosotros, con tan precaria preparación, con tan escasos medios, después de 2.400 años? Así dispuesto, comienza el análisis de los episodios y cantos corales — párodos, estásimos, cornos, hiporquemas, éxodos —, primero de Ayante, luego de Edipo Rey, Antígona, etc., con escrupulosidad y extraordinaria simpatía humana. No omite objeciones, dudas, interpretaciones o alusiones doctas. Todo revela no sólo severa erudición y conocimiento de la lengua griega sino profundidad, dominio y agudeza crítica, que sería imposible ahora seguir en todos los detalles. Y por estos caminos llega a esta conclusión textual: "No es el Coro en Sófocles mero espectador; es verdadero actor. Tiene, claro está, las ordinarias cualidades positivas de un buen espectador, pero no está restringido y forzado a la inacción del espectador como tal. Ya lo hemos visto a lo largo de toda esta obra" (pág. 238). Y termina, como epígrafe diríamos del libro, con las palabras del Estagirita que dieron base a esta investigación de tantos años. El libro de Errandonea — dramática constructiva — está llamado, merced en especial a la publicación simultánea de una traducción francesa (pág. xi), a desencadenar sabias controversias: a muchos parecerá audaz , pero irreductible en casi todos los aspectos; a otros bie n cimentado , con algunas discrepancias tal vez en exégesis; a otros definitivo , con discutibles puntos de vista. Pero, de todas maneras, es una obra personal, profunda y plena de madurez. |
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