Título : | Documentos de identidad : la construcción de la memoria histórica en un mundo global | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Mario Carretero, Autor | Mención de edición: | 1° ed | Editorial: | Barcelona : Paidós | Fecha de publicación: | 2007 | Colección: | Entornos num. 2 | Número de páginas: | 327 p | ISBN/ISSN/DL: | 978-950-12-5602-4 | Clasificación: | [Palabras claves]EDUCACIÓN [Palabras claves]IDENTIDAD CULTURAL [Palabras claves]MEMORIA HISTORICA
| Resumen: | Identidad, memoria e historia son palabras que se entrecruzan permanentemente buscando dar respuesta a preguntas que surgen de los fracasos del pasado, la incertidumbre del futuro y, sobre todo, las angustias del presente. Este libro tiene la cualidad de deconstruir estos conceptos a partir de investigaciones empíricas y análisis teóricos. Su estudio se focaliza en la enseñanza y el aprendizaje de la historia, haciendo hincapié en los modos en que ésta relación construye subjetividades e identidades.
Carretero comienza haciendo una distinción entre tres sentidos de la palabra historia: la historia escolar, como registro que aparece en la escuela; la historia cotidiana, como elemento de una memoria colectiva inscripta en cada miembro de la sociedad; y la historia académica que refiere a la historiografía como conocimiento y práctica propia de historiadores y científicos sociales.
Esta distinción no divide el concepto historia en tres compartimentos aislados del saber, sino que permite un análisis más profundo, comprendiendo como la historia penetra a cada sociedad y a cada sujeto de manera general y en todos los ámbitos de la vida, dando como resultado la construcción de una subjetividad determinada.
Por más que la historia no se aprenda sólo en la escuela, ésta tiene un indiscutible lugar principal en cuanto a la construcción de la subjetividad. Enseñar la historia es algo más que enseñar una asignatura, implica construir una mirada acerca del pasado, como así también acerca del presente y del futuro. Implica construir la historia, como así también moldear la subjetividad e identidad de los sujetos a los cuales se enseña.
El análisis de estudios empíricos que se realiza en este libro, permite la comprensión del funcionamiento de la escuela como herramienta para la construcción de subjetividades. La historia que se enseña en las escuelas no es la misma en todos los momentos históricos y en todos los lugares del mundo, sino que responde a las necesidades, muchas veces contradictorias, de cada época y lugar.
De éste modo, el relato de las "historias nacionales" surge debido a la necesidad de construir una identidad nacional que pueda fusionar las diferentes culturas, lenguajes, religiones, en el territorio único que supone la construcción de un Estado nacional. Esto sucede en un mundo donde la identidad nacional parecía ser agua para la vida de los pueblos. La historia nacional se escribe para ser enseñada y, en esa enseñanza, construir al sujeto nacional (nacionalista). Pero desde fines de los años ochenta, con la caída del Muro de Berlín y fin de la Guerra Fría, surgen nuevas necesidades: un régimen político cae y las sociedades que antes estaban bajo su dominio comienzan a reescribir una historia que cambió. Este es un proceso complejo donde aparecen nuevas voces para escribir la historia. Se produce así una especie de reequilibración en la construcción de la identidad y la subjetividad, expresando las nuevas contradicciones del nuevo mapa político mundial.
Las historias nacionales antes escritas ya no son eficaces en éste nuevo mundo. La globalización como proceso social impulsa a la conformación de nuevos relatos sobre la historia. Cabe aclarar que éste mundo globalizado no es un mundo igualitario, ni equitativo, ni justo "Probablemente es el mundo más injusto jamás imaginado" y el hecho de que aparezcan voces antes calladas no lo hace de por sí más igualitario. Pero si entendemos que con la enseñanza de la historia, también estamos construyendo un sujeto determinado ¿Cómo enseñamos historia para la construcción de un mundo más democrático? ¿Cómo se enseña historia para fomentar la equidad, igualdad y justicia? ¿Es esa la historia que se enseña hoy?
Hurgando por respuestas a éstas preguntas en esta obra se analizan una serie de reformas curriculares y textos escolares referidos a hechos sucedidos en los años noventa del pasado siglo xx. Los casos presentados son muy controvertidos en sus países y han llevado a innumerables disputas. Es claro que esta reescritura de la historia expresa la reconstrucción de identidades colectivas, en donde la escuela no es la única responsable, pero si tiene un lugar estratégico en ésta lucha por la construcción de signos y significaciones que trazan nada menos que la imagen colectiva de la sociedad.
En este sentido Mario Carretero se ocupa también de problematizar la articulación entre memoria e historia. El eje de ésta articulación se toma en relación al nuevo mapa mundial, marcado, como señalé anteriormente, por la caída del Muro de Berlín (y con él la de una perspectiva socio-política determinada); la consecuente imposición de otra (única) visión del mundo; y el establecimiento de un nuevo orden mundial.
Por otro lado, la memoria histórica que se construye hoy en el nuevo mundo, tiene también algunos puntos, hechos y/o situaciones que no son fácilmente digeribles por la memoria. El terror, el horror y el dolor, del pasado reciente no resultan fácilmente aceptables. De este modo se forja una memoria histórica que cuestiona y juzga los hechos de terror con el imperativo de "no olvidar para no repetir" aquellos terribles capítulos de nuestro pasado.
El relato de la historia entonces, no es un relato estático, no es el estudio de hechos que se nos presentan inmutables "para ser conocidos", sino que los hechos históricos son comprendidos en esta obra como construcciones. De éste modo, comprendiendo la historia como construcción humana y por tanto siempre como una construcción ideológica, la lectura de este libro nos lleva a preguntarnos acerca de la función de la escuela polemizando con la potencialidad que tiene la misma como herramienta emancipadora. En palabras de Carretero, ¿hasta qué punto puede la enseñanza de la historia contribuir a la formación de valores humanistas (...)?
Es preciso tener en cuenta que el hecho de que el autor comprenda la historia como una construcción de sujetos socialmente determinados, en un momento histórico concreto, no significa que cualquier historia construida tenga la misma validez que otra. Es decir, la explicación no cae en un relativismo absoluto donde toda historia contada es tan legítima (o ilegitima) como otra, sino que da la pauta para pensar que ninguna versión unívoca de la historia puede ser legítima, lo que establece la necesidad de incorporar otros puntos de vista, para obtener una visión más acabada.
Sin embargo tampoco basta con esto. La complejidad de la construcción y enseñanza de la historia es aún mayor. Durante largo tiempo la historia ha sido comprendida, enseñada y aprendida desde una mirada estática de la realidad, donde lo que sucedió es lo único que podía suceder, así como lo que sucederá es algo inevitable. En éste sentido se impone como necesario repensar la historia que se enseña, teniendo en cuenta que siempre hay un sujeto que se está construyendo en dicho proceso ¿Cómo construir un sujeto crítico? ¿Cómo enseñar una historia construida por sujetos sociales y no por individuos honorables o despreciables?
La última parte de este libro explica a partir de investigaciones empíricas cómo se resignifican las identidades y las historias nacionales. En esas páginas se realiza un análisis comparado entre países centrales y periféricos, dando como resultado una relación de contradicción, sobre todo en América Latina, entre la enseñanza romántica nacionalista y la enseñanza ilustrada.
Estudiando específicamente el caso de Argentina, se explica como los niños "son llevados" a la historia desde jardín de infantes a partir de prácticas escolares que se ligan más a lo emotivo que al "saber". Los niños son introducidos por primera vez en el relato del pasado como a un cuento de hadas, con buenos y malvados, en donde siempre el final es el mismo: "vivieron felices para siempre", es decir, "ganaron los buenos". El pasado así se les presenta como una historia estática, resultado de acciones individuales de personas especiales que dan lugar a sucesos inevitables. Cuando, luego de algunos años, se introduce a esos mismos sujetos a la historia "intelectual", tienen ya una compresión estática y personalista de la historia, ligada a un aprendizaje emotivo que resulta muy difícil modificar. De todos modos la historia "ilustrada" a la que se acercan tampoco focaliza la idea de construcción de la historia. La historia es para ellos la biografía de los próceres y algo que sucedió "porque tenía que suceder". La historia se naturaliza, se reifica, y con ello se naturaliza el futuro y se destruye la posibilidad de cambio.
El sujeto que se construye entonces es un sujeto pasivo que no tiene lugar como constructor de la historia. Simplemente porque la historia no ha sido comprendida, enseñada y aprendida como construcción. La historia de la humanidad se enseña como una sucesión de hechos naturales, donde todo lo sucedido era lo único que podía (y debía) suceder.
¿Cómo enseñar historia en un mundo global, para la construcción de un sujeto social con la capacidad de emancipación? Carretero en su libro no arroja un paquete con recetas a seguir, aunque sí plantea ciertos puntos de partida: considerar el conflicto como motor de la historia; comprender la versión propia como una entre otras y no como versión universal; incorporar visiones alternativas de la historia; comprender la categoría Estado-nación como una categoría histórica y proponer una perspectiva más amplia.
Al llegar al final del libro el lector no se encuentra con respuestas cerradas sino que logra que lo atraviese una de las mejores sensaciones posibles: la certeza de que hay nuevas preguntas por responder. La frase del Che Guevara citada más de una vez por el autor en éste libro lo expresa con gran claridad: "Cuando teníamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas". | Nota de contenido: | 1. Tres sentidos de la historia ; 2. Voces y ecos en los programas y textos escolares ; 3. El recuerdo de las heridas abiertas ; 4. Historia y patria en el calendario |
Documentos de identidad : la construcción de la memoria histórica en un mundo global [texto impreso] / Mario Carretero, Autor . - 1° ed . - Paidós, 2007 . - 327 p. - ( Entornos; 2) . ISBN : 978-950-12-5602-4 Clasificación: | [Palabras claves]EDUCACIÓN [Palabras claves]IDENTIDAD CULTURAL [Palabras claves]MEMORIA HISTORICA
| Resumen: | Identidad, memoria e historia son palabras que se entrecruzan permanentemente buscando dar respuesta a preguntas que surgen de los fracasos del pasado, la incertidumbre del futuro y, sobre todo, las angustias del presente. Este libro tiene la cualidad de deconstruir estos conceptos a partir de investigaciones empíricas y análisis teóricos. Su estudio se focaliza en la enseñanza y el aprendizaje de la historia, haciendo hincapié en los modos en que ésta relación construye subjetividades e identidades.
Carretero comienza haciendo una distinción entre tres sentidos de la palabra historia: la historia escolar, como registro que aparece en la escuela; la historia cotidiana, como elemento de una memoria colectiva inscripta en cada miembro de la sociedad; y la historia académica que refiere a la historiografía como conocimiento y práctica propia de historiadores y científicos sociales.
Esta distinción no divide el concepto historia en tres compartimentos aislados del saber, sino que permite un análisis más profundo, comprendiendo como la historia penetra a cada sociedad y a cada sujeto de manera general y en todos los ámbitos de la vida, dando como resultado la construcción de una subjetividad determinada.
Por más que la historia no se aprenda sólo en la escuela, ésta tiene un indiscutible lugar principal en cuanto a la construcción de la subjetividad. Enseñar la historia es algo más que enseñar una asignatura, implica construir una mirada acerca del pasado, como así también acerca del presente y del futuro. Implica construir la historia, como así también moldear la subjetividad e identidad de los sujetos a los cuales se enseña.
El análisis de estudios empíricos que se realiza en este libro, permite la comprensión del funcionamiento de la escuela como herramienta para la construcción de subjetividades. La historia que se enseña en las escuelas no es la misma en todos los momentos históricos y en todos los lugares del mundo, sino que responde a las necesidades, muchas veces contradictorias, de cada época y lugar.
De éste modo, el relato de las "historias nacionales" surge debido a la necesidad de construir una identidad nacional que pueda fusionar las diferentes culturas, lenguajes, religiones, en el territorio único que supone la construcción de un Estado nacional. Esto sucede en un mundo donde la identidad nacional parecía ser agua para la vida de los pueblos. La historia nacional se escribe para ser enseñada y, en esa enseñanza, construir al sujeto nacional (nacionalista). Pero desde fines de los años ochenta, con la caída del Muro de Berlín y fin de la Guerra Fría, surgen nuevas necesidades: un régimen político cae y las sociedades que antes estaban bajo su dominio comienzan a reescribir una historia que cambió. Este es un proceso complejo donde aparecen nuevas voces para escribir la historia. Se produce así una especie de reequilibración en la construcción de la identidad y la subjetividad, expresando las nuevas contradicciones del nuevo mapa político mundial.
Las historias nacionales antes escritas ya no son eficaces en éste nuevo mundo. La globalización como proceso social impulsa a la conformación de nuevos relatos sobre la historia. Cabe aclarar que éste mundo globalizado no es un mundo igualitario, ni equitativo, ni justo "Probablemente es el mundo más injusto jamás imaginado" y el hecho de que aparezcan voces antes calladas no lo hace de por sí más igualitario. Pero si entendemos que con la enseñanza de la historia, también estamos construyendo un sujeto determinado ¿Cómo enseñamos historia para la construcción de un mundo más democrático? ¿Cómo se enseña historia para fomentar la equidad, igualdad y justicia? ¿Es esa la historia que se enseña hoy?
Hurgando por respuestas a éstas preguntas en esta obra se analizan una serie de reformas curriculares y textos escolares referidos a hechos sucedidos en los años noventa del pasado siglo xx. Los casos presentados son muy controvertidos en sus países y han llevado a innumerables disputas. Es claro que esta reescritura de la historia expresa la reconstrucción de identidades colectivas, en donde la escuela no es la única responsable, pero si tiene un lugar estratégico en ésta lucha por la construcción de signos y significaciones que trazan nada menos que la imagen colectiva de la sociedad.
En este sentido Mario Carretero se ocupa también de problematizar la articulación entre memoria e historia. El eje de ésta articulación se toma en relación al nuevo mapa mundial, marcado, como señalé anteriormente, por la caída del Muro de Berlín (y con él la de una perspectiva socio-política determinada); la consecuente imposición de otra (única) visión del mundo; y el establecimiento de un nuevo orden mundial.
Por otro lado, la memoria histórica que se construye hoy en el nuevo mundo, tiene también algunos puntos, hechos y/o situaciones que no son fácilmente digeribles por la memoria. El terror, el horror y el dolor, del pasado reciente no resultan fácilmente aceptables. De este modo se forja una memoria histórica que cuestiona y juzga los hechos de terror con el imperativo de "no olvidar para no repetir" aquellos terribles capítulos de nuestro pasado.
El relato de la historia entonces, no es un relato estático, no es el estudio de hechos que se nos presentan inmutables "para ser conocidos", sino que los hechos históricos son comprendidos en esta obra como construcciones. De éste modo, comprendiendo la historia como construcción humana y por tanto siempre como una construcción ideológica, la lectura de este libro nos lleva a preguntarnos acerca de la función de la escuela polemizando con la potencialidad que tiene la misma como herramienta emancipadora. En palabras de Carretero, ¿hasta qué punto puede la enseñanza de la historia contribuir a la formación de valores humanistas (...)?
Es preciso tener en cuenta que el hecho de que el autor comprenda la historia como una construcción de sujetos socialmente determinados, en un momento histórico concreto, no significa que cualquier historia construida tenga la misma validez que otra. Es decir, la explicación no cae en un relativismo absoluto donde toda historia contada es tan legítima (o ilegitima) como otra, sino que da la pauta para pensar que ninguna versión unívoca de la historia puede ser legítima, lo que establece la necesidad de incorporar otros puntos de vista, para obtener una visión más acabada.
Sin embargo tampoco basta con esto. La complejidad de la construcción y enseñanza de la historia es aún mayor. Durante largo tiempo la historia ha sido comprendida, enseñada y aprendida desde una mirada estática de la realidad, donde lo que sucedió es lo único que podía suceder, así como lo que sucederá es algo inevitable. En éste sentido se impone como necesario repensar la historia que se enseña, teniendo en cuenta que siempre hay un sujeto que se está construyendo en dicho proceso ¿Cómo construir un sujeto crítico? ¿Cómo enseñar una historia construida por sujetos sociales y no por individuos honorables o despreciables?
La última parte de este libro explica a partir de investigaciones empíricas cómo se resignifican las identidades y las historias nacionales. En esas páginas se realiza un análisis comparado entre países centrales y periféricos, dando como resultado una relación de contradicción, sobre todo en América Latina, entre la enseñanza romántica nacionalista y la enseñanza ilustrada.
Estudiando específicamente el caso de Argentina, se explica como los niños "son llevados" a la historia desde jardín de infantes a partir de prácticas escolares que se ligan más a lo emotivo que al "saber". Los niños son introducidos por primera vez en el relato del pasado como a un cuento de hadas, con buenos y malvados, en donde siempre el final es el mismo: "vivieron felices para siempre", es decir, "ganaron los buenos". El pasado así se les presenta como una historia estática, resultado de acciones individuales de personas especiales que dan lugar a sucesos inevitables. Cuando, luego de algunos años, se introduce a esos mismos sujetos a la historia "intelectual", tienen ya una compresión estática y personalista de la historia, ligada a un aprendizaje emotivo que resulta muy difícil modificar. De todos modos la historia "ilustrada" a la que se acercan tampoco focaliza la idea de construcción de la historia. La historia es para ellos la biografía de los próceres y algo que sucedió "porque tenía que suceder". La historia se naturaliza, se reifica, y con ello se naturaliza el futuro y se destruye la posibilidad de cambio.
El sujeto que se construye entonces es un sujeto pasivo que no tiene lugar como constructor de la historia. Simplemente porque la historia no ha sido comprendida, enseñada y aprendida como construcción. La historia de la humanidad se enseña como una sucesión de hechos naturales, donde todo lo sucedido era lo único que podía (y debía) suceder.
¿Cómo enseñar historia en un mundo global, para la construcción de un sujeto social con la capacidad de emancipación? Carretero en su libro no arroja un paquete con recetas a seguir, aunque sí plantea ciertos puntos de partida: considerar el conflicto como motor de la historia; comprender la versión propia como una entre otras y no como versión universal; incorporar visiones alternativas de la historia; comprender la categoría Estado-nación como una categoría histórica y proponer una perspectiva más amplia.
Al llegar al final del libro el lector no se encuentra con respuestas cerradas sino que logra que lo atraviese una de las mejores sensaciones posibles: la certeza de que hay nuevas preguntas por responder. La frase del Che Guevara citada más de una vez por el autor en éste libro lo expresa con gran claridad: "Cuando teníamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas". | Nota de contenido: | 1. Tres sentidos de la historia ; 2. Voces y ecos en los programas y textos escolares ; 3. El recuerdo de las heridas abiertas ; 4. Historia y patria en el calendario |
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