Título : | Salvadora de Olbena | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Azorín (1873-1967), Autor | Editorial: | Barcelona : Lara | Fecha de publicación: | 1944 | Colección: | Horizonte | Número de páginas: | 207 p | Idioma : | Español (spa) | Clasificación: | [Palabras claves]LITERATURA ESPAÑOLA [Palabras claves]NOVELA ESPAÑOLA
| Resumen: | os personajes de Azorín parecen llegados a un limbo de los justos, a una sosa eternidad donde las cosas, naturales o artificiales, se dirían decorados puestos allí para que las almas no se sientan demasiado desplazadas, como la habitación neoclásica de 2001 Odisea del espacio. En Salvadora de Olbena el tren de la 1,45 es como una familiar barca de Caronte que lleva a ese lugar, que en este caso lleva el nombre de Olbena, donde no hay movimiento ni por tanto futuro y donde se habla sin cesar del pasado. Un limbo de los justos, sí, porque en Azorín no hay villanos ni héroes, pero no porque cada uno participe de la maldad y de la virtud en diversas proporciones, sino porque no son más que juguetes de un destino que no es trágico ni feliz, sino que simplemente se complace en ser. Las poses más o menos dramáticas que podían haber adoptado en el pasado parecen ahora, en esta estación definitiva, puros juegos de niños: así sucede con un Don Juan en la novela homónima, o aquí con esta especie de mujer fatal llamada Salvadora. Blog: Y yo que me la llevé al río |
Salvadora de Olbena [texto impreso] / Azorín (1873-1967), Autor . - Lara, 1944 . - 207 p. - ( Horizonte) . Idioma : Español ( spa) Clasificación: | [Palabras claves]LITERATURA ESPAÑOLA [Palabras claves]NOVELA ESPAÑOLA
| Resumen: | os personajes de Azorín parecen llegados a un limbo de los justos, a una sosa eternidad donde las cosas, naturales o artificiales, se dirían decorados puestos allí para que las almas no se sientan demasiado desplazadas, como la habitación neoclásica de 2001 Odisea del espacio. En Salvadora de Olbena el tren de la 1,45 es como una familiar barca de Caronte que lleva a ese lugar, que en este caso lleva el nombre de Olbena, donde no hay movimiento ni por tanto futuro y donde se habla sin cesar del pasado. Un limbo de los justos, sí, porque en Azorín no hay villanos ni héroes, pero no porque cada uno participe de la maldad y de la virtud en diversas proporciones, sino porque no son más que juguetes de un destino que no es trágico ni feliz, sino que simplemente se complace en ser. Las poses más o menos dramáticas que podían haber adoptado en el pasado parecen ahora, en esta estación definitiva, puros juegos de niños: así sucede con un Don Juan en la novela homónima, o aquí con esta especie de mujer fatal llamada Salvadora. Blog: Y yo que me la llevé al río |
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