Título : | El hombre cultural y el hombre biológico : Antropología de la conducta | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Elliot Chapple, Autor | Editorial: | México [México] : Centro Regional de Ayuda Técnica (A. I. D.) | Fecha de publicación: | 1972 | Número de páginas: | 415 p. | Idioma : | Español (spa) | Palabras clave: | Hombre, cultural, biológico, biología, antropología, ritmos, patrones, conducta, personalidad, conducta, emocional, temperamento, individuo, sistema, interaccional, cultura, dimensiones, espacio, secuencias, culturales, organización, instituciones, comunicación, elaboraciones, culturales, roles, papeles, crisis, rituales, símbolos | Clasificación: | 155.23 CHA | Resumen: | El casi increíble crecimiento de la tecnología en la sociedad moderna, la proliferación de secuencias culturales y de complejidad organizativa, aparece a muchos autores como el fin del poder del mundo ritual. Independientemente de si los gustos de uno se inclina o no a la religiosidad, no puede dejarse de admitir que las antiguas formas de interacción de los ritos de paso y de intensificación han perdido o están perdiendo mucha de su fuerza emotiva. Sin embargo, las crisis vitales siguen estando ahí, tan importantes para la gente como siempre, en tiempos de mayor credulidad. Es más, las crisis comunales, a pesar de todas esas predicciones de una sociedad planificada y controlada, tienen una manera traidora de persistir en medio de la tecnología.
Uno puede no solo especular sobre el próximo estado de cristalización ritual y simbólica, y sobre cuándo va a aparecer. Sin embargo, sobre esto uno puede ser dogmático. Por más diferentes de la "religión tradicional" que vayan a ser los nuevos rituales y las formas de interacción, las demandas de la condición humana comenzarán por conformar las dimensiones culturales para proporcionar salidas emocionales efectivas a las crisis fundamentales de la existencia, tanto para los individuos como para el grupo.
El hombre está claro que es capaz de abstraer en forma increíble y de dominar cognoscitivamente el universo. Conseguirá, no hay duda, una comprensión completa y científica de su propia conducta (hacia la que este libro puede hacer una pequeña contribución). Sin embargo, el entender no basta, Uno no puede esterilizar el sistema nervioso autónomo mediante esfuerzos intelectuales.
Porque el hombre, como todos los animales, es una criatura de sus requisitos fisiológicos. Obtiene sus satisfacciones a través de ellos. Quizá en el infinito futuro o en algún planeta muy lejos de la Tierra, aparezcan especies mutantes que sólo tengan corteza cerebral, una computadora viviente y semoviente para el apoteosis cognoscitivo. Mientras, tanto, el hombre seguirá odiando y amando, teniendo miedo, reaccionando con todas las intensas emociones de que es capaz. Y hasta que desaparezca para siempre como especie, seguirá necesitando de la ayuda de patrones culturales para canalizar y controlar las fuerzas demasiado poderosas que le ha dado su herencia biológica. No hay alternativa y quizás de ello debamos estar agradecidos. |
El hombre cultural y el hombre biológico : Antropología de la conducta [texto impreso] / Elliot Chapple, Autor . - México (México) : Centro Regional de Ayuda Técnica (A. I. D.), 1972 . - 415 p. Idioma : Español ( spa) Palabras clave: | Hombre, cultural, biológico, biología, antropología, ritmos, patrones, conducta, personalidad, conducta, emocional, temperamento, individuo, sistema, interaccional, cultura, dimensiones, espacio, secuencias, culturales, organización, instituciones, comunicación, elaboraciones, culturales, roles, papeles, crisis, rituales, símbolos | Clasificación: | 155.23 CHA | Resumen: | El casi increíble crecimiento de la tecnología en la sociedad moderna, la proliferación de secuencias culturales y de complejidad organizativa, aparece a muchos autores como el fin del poder del mundo ritual. Independientemente de si los gustos de uno se inclina o no a la religiosidad, no puede dejarse de admitir que las antiguas formas de interacción de los ritos de paso y de intensificación han perdido o están perdiendo mucha de su fuerza emotiva. Sin embargo, las crisis vitales siguen estando ahí, tan importantes para la gente como siempre, en tiempos de mayor credulidad. Es más, las crisis comunales, a pesar de todas esas predicciones de una sociedad planificada y controlada, tienen una manera traidora de persistir en medio de la tecnología.
Uno puede no solo especular sobre el próximo estado de cristalización ritual y simbólica, y sobre cuándo va a aparecer. Sin embargo, sobre esto uno puede ser dogmático. Por más diferentes de la "religión tradicional" que vayan a ser los nuevos rituales y las formas de interacción, las demandas de la condición humana comenzarán por conformar las dimensiones culturales para proporcionar salidas emocionales efectivas a las crisis fundamentales de la existencia, tanto para los individuos como para el grupo.
El hombre está claro que es capaz de abstraer en forma increíble y de dominar cognoscitivamente el universo. Conseguirá, no hay duda, una comprensión completa y científica de su propia conducta (hacia la que este libro puede hacer una pequeña contribución). Sin embargo, el entender no basta, Uno no puede esterilizar el sistema nervioso autónomo mediante esfuerzos intelectuales.
Porque el hombre, como todos los animales, es una criatura de sus requisitos fisiológicos. Obtiene sus satisfacciones a través de ellos. Quizá en el infinito futuro o en algún planeta muy lejos de la Tierra, aparezcan especies mutantes que sólo tengan corteza cerebral, una computadora viviente y semoviente para el apoteosis cognoscitivo. Mientras, tanto, el hombre seguirá odiando y amando, teniendo miedo, reaccionando con todas las intensas emociones de que es capaz. Y hasta que desaparezca para siempre como especie, seguirá necesitando de la ayuda de patrones culturales para canalizar y controlar las fuerzas demasiado poderosas que le ha dado su herencia biológica. No hay alternativa y quizás de ello debamos estar agradecidos. |
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