TÃtulo : | Las organizaciones humanas : de la racionalidad mecánica a la inteligencia organizacional | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Arocena, José, Autor | Editorial: | Montevideo [Uruguay] : Universidad Católica del Uruguay | Fecha de publicación: | 2010 | Otro editor: | Montevideo [Uruguay] : Grupo Magro | Número de páginas: | 300 p | ISBN/ISSN/DL: | 978-9974-8200-7-4 | Idioma : | Español (spa) | Palabras clave: | INSTITUCIONES ORGANIZACIONES SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO | Resumen: | La organización humana existe desde que el hombre es hombre.
Es un componente básico de la vida en sociedad. Sin embargo, el estudio sistemático de la organización y el desarrollo de una importante historia analÃtica tienen solo algo más de 100 años. En ese marco, este libro es un intento por reconstruir la evolución de la noción de racionalidad organizacional. Distintas escuelas constataron ta existencia de disfuncionalidades, es decir de comportamientos humanos que se alejan de los objetivos de la organización. Se constató una y otra vez que el ser humano integrado a un colectivo organizado, no consagraba todos sus esfuerzos a alcanzar el objetivo de la organización, sino que se dispersaba persiguiendo otras metas de carácter individual o grupal.
En sus primeros pasos, el pensamiento organizacional tendió a crear un método con una estricta lógica interna, que permitiera un funcionamiento sin errores, de manera de poder alcanzar las finalidades de la organización. La búsqueda de la racionalidad pasó también por una fase de exploración de los factores que tenÃan influencia en la organización y cuyo control parecÃa necesario. Se estudio asà la influencia de las tecnologÃas, la naturaleza de los procesos productivos, el tamaño de la organización, la relación con el entorno, las distintas formas del conocimiento aplicado al proceso productivo.
Pero frente a estos esfuerzos de investigación y de teorización, la porfiada naturaleza humana seguÃa generando comportamientos disfuncionales e irracionales que parecÃan invencibles e irreductibles.
Se inició entonces una nueva serie de estudios ubicanles aproximadamente a comienzos de la década del sesenta, que sin descartar la idea de racionalidad, comenzaron a aceptar la existencia de ciertas fronteras que no podÃan ser franqueadas. Se comenzó a concebir la organización humana como un sistema limitado en su racionalidad, que no lograrÃa nunca una perfecta adaptación de medios a fines.
La noción de incertidumbre sustituyó las certezas sobre el modo de funcionamiento organizacional. Las organizaciones humanas fueron entonces reconocidas como conjuntos complejos, poco previsibles, que no reaccionan de manera mecánica frente a los distintos estÃmulos, sino que se comportan como seres inteligentes que aprenden y van creciendo y desarrollándose a medida que van aprendiendo.
El análisis de las organizaciones llegó asà a la convicción de que no se trata de expertos que enseñen, sino de actores que aprendan, no se trata de transferir recetas, sino de generar creatividad. El funcionamiento organizacional en vez de asfixiar esas capacidades de aprendizaje imponiendo racionalidades mecánicas, deberÃa tender a estimularlas partiendo del potencial creador del ser humano. |
Las organizaciones humanas : de la racionalidad mecánica a la inteligencia organizacional [texto impreso] / Arocena, José, Autor . - Montevideo (Uruguay) : Universidad Católica del Uruguay : Montevideo (Uruguay) : Grupo Magro, 2010 . - 300 p. ISBN : 978-9974-8200-7-4 Idioma : Español ( spa) Palabras clave: | INSTITUCIONES ORGANIZACIONES SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO | Resumen: | La organización humana existe desde que el hombre es hombre.
Es un componente básico de la vida en sociedad. Sin embargo, el estudio sistemático de la organización y el desarrollo de una importante historia analÃtica tienen solo algo más de 100 años. En ese marco, este libro es un intento por reconstruir la evolución de la noción de racionalidad organizacional. Distintas escuelas constataron ta existencia de disfuncionalidades, es decir de comportamientos humanos que se alejan de los objetivos de la organización. Se constató una y otra vez que el ser humano integrado a un colectivo organizado, no consagraba todos sus esfuerzos a alcanzar el objetivo de la organización, sino que se dispersaba persiguiendo otras metas de carácter individual o grupal.
En sus primeros pasos, el pensamiento organizacional tendió a crear un método con una estricta lógica interna, que permitiera un funcionamiento sin errores, de manera de poder alcanzar las finalidades de la organización. La búsqueda de la racionalidad pasó también por una fase de exploración de los factores que tenÃan influencia en la organización y cuyo control parecÃa necesario. Se estudio asà la influencia de las tecnologÃas, la naturaleza de los procesos productivos, el tamaño de la organización, la relación con el entorno, las distintas formas del conocimiento aplicado al proceso productivo.
Pero frente a estos esfuerzos de investigación y de teorización, la porfiada naturaleza humana seguÃa generando comportamientos disfuncionales e irracionales que parecÃan invencibles e irreductibles.
Se inició entonces una nueva serie de estudios ubicanles aproximadamente a comienzos de la década del sesenta, que sin descartar la idea de racionalidad, comenzaron a aceptar la existencia de ciertas fronteras que no podÃan ser franqueadas. Se comenzó a concebir la organización humana como un sistema limitado en su racionalidad, que no lograrÃa nunca una perfecta adaptación de medios a fines.
La noción de incertidumbre sustituyó las certezas sobre el modo de funcionamiento organizacional. Las organizaciones humanas fueron entonces reconocidas como conjuntos complejos, poco previsibles, que no reaccionan de manera mecánica frente a los distintos estÃmulos, sino que se comportan como seres inteligentes que aprenden y van creciendo y desarrollándose a medida que van aprendiendo.
El análisis de las organizaciones llegó asà a la convicción de que no se trata de expertos que enseñen, sino de actores que aprendan, no se trata de transferir recetas, sino de generar creatividad. El funcionamiento organizacional en vez de asfixiar esas capacidades de aprendizaje imponiendo racionalidades mecánicas, deberÃa tender a estimularlas partiendo del potencial creador del ser humano. |
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