TÃtulo : | Discurso de metafÃsica | Tipo de documento: | texto impreso | Autores: | Gottfried Leibniz (1646-1716), Autor ; Alfonso Castaño Piñan, Traductor | Editorial: | Buenos Aires [Argentina] : Aguilar | Fecha de publicación: | 1955 | Número de páginas: | 102 p | Idioma : | Español (spa) | Nota de contenido: | Discurso de metafísica.--- De la perfección divina, y que Dios hace todo del modo más deseable.--- Contra los que sostienen que no hay ninguna bondad en las obras de Dios; o bien, que las reglas de la bondad y la belleza son arbitrarias.--- Contra los que creen que Dios hubiera podido obrar mejor.--- Que el amor de Dios exige una total satisfacción y aquiescencia repecto de lo que hace.--- En qué consisten las reglas de perfección de la conducta divina y que la sencillez de las vías está en relación con la riqueza de los efectos.--- Que Dios no hace nada fuera del orden, y que no es posible siquiera fingir acontecimientos que no sean regulares.--- Que los milagros están de acuerdo con el orden general, aunque sean contrarios a las máximas subalternas. De lo que Dios quiere o permite y de la voluntad general o particular.--- Para distinguir las acciones de Dios y de las criaturas se explica en qué consiste la noción de una sustancia individual.--- Que cada sustancia singular expresa todo el universo a su manera, y que en su noción todos sus acontecimientos están comprendidos con todas sus circunstancias y toda la serie de las cosas exteriores.--- Que la opinión de las formas sustanciales tiene alguna consistencia, pero que estas formas nada cambian en los fenómenos y no se deben emplear para explicar los efectos particulares.--- Dios produce diversas sustancias según las diferentes visiones que tiene del universo y, por la intervención de Dios, la naturaleza propia de cada sustancia hace que lo que ocurra a una responda a los que sucede a todas las demás, sin que ellas obren inmediatamente una en otra.--- El concurso extraordinario de Dios está comprendido en lo que expresa nuestra esencia, pues esta expresión se extiende a todo, pero sobrepasa las fuerzas de nuestra naturaleza o de nuestra expresión distinta, que es finita y sigue ciertas máximas subalternas.--- La distinción de la fuerza y la cantidad de movimiento es importante, entre otras razones, para juzgar que es preciso recurrir a consideraciones metafísicas, ajenas a la extensión, para explicar los fenómenos de los cuerpos.--- Para volver a las sustancias inmateriales se explica cómo actúa Dios en el entendimiento de los espíritus y si se tiene siempre la idea de lo que se piensa.--- Tenemos en nosotros todas las ideas, y de la reminiscencia de Platón.--- Sin embargo, pensamos inmediatamente con nuestras propias ideas y no con las de Dios.--- De la diferencia de los espíritus y de las demás sustancias, almas o formas sustanciales. Y que la inmortalidad que se pide supone el recuerdo.--- Jesucristo ha descubierto a los hombres el misterio y las leyes admirables del reino de los cielos y la grandeza de la suprema felicidad que Dios prepara a los que lo aman |
Discurso de metafÃsica [texto impreso] / Gottfried Leibniz (1646-1716), Autor ; Alfonso Castaño Piñan, Traductor . - Buenos Aires (Argentina) : Aguilar, 1955 . - 102 p. Idioma : Español ( spa) Nota de contenido: | Discurso de metafísica.--- De la perfección divina, y que Dios hace todo del modo más deseable.--- Contra los que sostienen que no hay ninguna bondad en las obras de Dios; o bien, que las reglas de la bondad y la belleza son arbitrarias.--- Contra los que creen que Dios hubiera podido obrar mejor.--- Que el amor de Dios exige una total satisfacción y aquiescencia repecto de lo que hace.--- En qué consisten las reglas de perfección de la conducta divina y que la sencillez de las vías está en relación con la riqueza de los efectos.--- Que Dios no hace nada fuera del orden, y que no es posible siquiera fingir acontecimientos que no sean regulares.--- Que los milagros están de acuerdo con el orden general, aunque sean contrarios a las máximas subalternas. De lo que Dios quiere o permite y de la voluntad general o particular.--- Para distinguir las acciones de Dios y de las criaturas se explica en qué consiste la noción de una sustancia individual.--- Que cada sustancia singular expresa todo el universo a su manera, y que en su noción todos sus acontecimientos están comprendidos con todas sus circunstancias y toda la serie de las cosas exteriores.--- Que la opinión de las formas sustanciales tiene alguna consistencia, pero que estas formas nada cambian en los fenómenos y no se deben emplear para explicar los efectos particulares.--- Dios produce diversas sustancias según las diferentes visiones que tiene del universo y, por la intervención de Dios, la naturaleza propia de cada sustancia hace que lo que ocurra a una responda a los que sucede a todas las demás, sin que ellas obren inmediatamente una en otra.--- El concurso extraordinario de Dios está comprendido en lo que expresa nuestra esencia, pues esta expresión se extiende a todo, pero sobrepasa las fuerzas de nuestra naturaleza o de nuestra expresión distinta, que es finita y sigue ciertas máximas subalternas.--- La distinción de la fuerza y la cantidad de movimiento es importante, entre otras razones, para juzgar que es preciso recurrir a consideraciones metafísicas, ajenas a la extensión, para explicar los fenómenos de los cuerpos.--- Para volver a las sustancias inmateriales se explica cómo actúa Dios en el entendimiento de los espíritus y si se tiene siempre la idea de lo que se piensa.--- Tenemos en nosotros todas las ideas, y de la reminiscencia de Platón.--- Sin embargo, pensamos inmediatamente con nuestras propias ideas y no con las de Dios.--- De la diferencia de los espíritus y de las demás sustancias, almas o formas sustanciales. Y que la inmortalidad que se pide supone el recuerdo.--- Jesucristo ha descubierto a los hombres el misterio y las leyes admirables del reino de los cielos y la grandeza de la suprema felicidad que Dios prepara a los que lo aman |
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